Bajo las islas orientales de Astalor, cerca de Wyrmreach, Umbra’kor aguarda. Es el reino de los drow, un laberinto de sombras y secretos. Aquí, los elfos subterráneos prosperan en la oscuridad. ¿Su sociedad? Tan compleja e implacable como las cavernas que llaman hogar.
Los drow tienen una historia sorprendente. No siempre fueron habitantes subterráneos. Una vez, caminaron por la superficie. ¿Su tarea? Proteger la Grieta de los Reinos, una barrera contra los horrores extradimensionales. Pero la Grieta los cambió. Pasaron los siglos. La piel se oscureció. Los ojos se agrandaron. Cuando Venemora les ofreció un nuevo propósito en las profundidades, no lo dudaron. Descendieron.
“En la oscuridad, encontramos el poder. En el aislamiento, encontramos la fuerza. En Venemora, encontramos un propósito”. - Proverbio Drow
Umbra’kor es un reino de contrastes. Vastas cavernas se extienden por kilómetros, sus techos se pierden en la oscuridad. Sin embargo, la vida florece. Los hongos bioluminiscentes emiten brillos espeluznantes. Los ríos subterráneos se abren paso a través de rocas milenarias. ¿Las aguas? Negras y frías. La flora y la fauna se han adaptado, retorcidas por el entorno. Peces ciegos nadan en lagos sin luz. Arañas enormes acechan en las sombras, depredadores pacientes en un mundo implacable.
La sociedad drow se sostiene sobre dos pilares: ambición y supervivencia. En su cúspide se asienta un estricto matriarcado. Las sacerdotisas de Venemora gobiernan con voluntad de hierro. Ellas forman el Consejo de Matriarcas, la máxima autoridad de Umbra’kor. ¿Debajo de ellas? Casas nobles enzarzadas en una lucha eterna. El poder es el premio. La influencia, el arma.
“En el juego de las casas, subes o bajas. No hay término medio”. - Matriarca Ilvara de la Casa Despana
Las ciudades de Umbra’kor son maravillas de la necesidad. Talladas en las paredes de las cavernas, brillan con luz fúngica y cristales mágicos. Cada drow conoce su lugar. Los hombres sirven como soldados, artesanos, mercaderes. ¿Pero el verdadero poder? Eso está reservado para las mujeres. Un astuto varón puede liderar un clan de mercaderes o aconsejar a una matriarca. Sin embargo, los escalones más altos permanecen firmemente en manos femeninas.
¿Esta jerarquía es inamovible? No del todo. Los individuos excepcionales pueden ascender. ¿A qué precio? Habilidad, astucia y, a menudo, un rastro de cadáveres. Los drow ambiciosos tejen redes de espías y asesinos. Observan, esperan, atacan. En Umbra’kor, oportunidad y peligro son dos caras de la misma moneda.
La economía de Umbra’kor refleja su política: compleja y despiadada. Las drow destacan en metalurgia y alquimia. Sus armas, armaduras y venenos son legendarios. Incluso los habitantes de la superficie las codician. ¿Otra industria crucial? El cultivo de hongos. Proporciona alimentos, medicinas e ingredientes alquímicos. En las profundidades, los hongos son vida.
“La riqueza de un drow no se mide en oro, sino en las deudas que tiene”. - Dicho común entre los mercaderes drow
El comercio aquí es un arte sutil. Olvídate del oro. En Umbra’kor, los favores y las deudas son la verdadera moneda. Las obligaciones personales pesan más que la riqueza material. A pesar de su aislamiento, algunas drow se arriesgan en empresas de superficie. Estos mercaderes son a la vez admirados y desconfiados. Traen recursos raros. ¿Pero a qué precio para sus almas?
En Umbra’kor, cada drow es un guerrero. Tienen que serlo. Las amenazas acechan en cada esquina. El entrenamiento militar básico es universal. Muchos perfeccionan sus habilidades durante toda su vida. ¿La élite? Se convierten en Shadowblades. Parte guardaespaldas, parte fuerzas especiales, sólo su nombre inspira miedo y respeto.
“Los Shadowblades se mueven sin ser vistos, atacan sin ser oídos, y no dejan más rastro que los cuerpos de sus enemigos”. - Adagio militar drow
Sin embargo, el mayor deber de las drow está en otra parte: la Grieta de los Reinos. Patrullas regulares comprueban su integridad. Es un trabajo peligroso. Se pierden vidas. Aquellos que sirven son respetados, pero compadecidos. ¿Por qué? Las energías de la Grieta pueden destrozar mentes. Este deber una vez sagrado ahora se siente más como una carga. Una necesidad para sobrevivir, no una vocación noble.
Para los habitantes de la superficie, las drow son mitos. Hombres del saco. Los drow lo prefieren así. El miedo es un arma, después de todo. Las incursiones ocasionales refuerzan el terror. Recogen recursos, toman esclavos. ¿Pero invasiones a gran escala? Esas son raras. Los drow están ocupados con sus propias guerras oscuras.
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